¿HACIA
DÓNDE VAMOS?
En nuestra escuela
encontramos grupos marcadamente heterogéneos; estudiantes como una
caja de colores; es decir, espontáneos, comunicativos,
colaboradores, solidarios, sencillos y hasta extremadamente simpáticos
y alegres. Por otro lado, tenemos a los que manifiestan melancolía,
indiferencia, tristeza y hasta una marcada agresividad.
El maestro cual experto por
praxis más que por ciencia, agudiza el sentido y descubre este grupo variopinto
que a gritos dice SOS
y que recibe una respuesta secuestrada.
Mientras tanto, los padres
no entienden que el mundo de su hogar impregnado de conflictos, frustraciones,
agresiones, etc. van delineando el perfil del ser más vulnerable: EL
NIÑO.
Ante esta situación
el maestro lanza su voz de AUXILIO
y es que esos indefensos seres están cada día saltando escalones
que arrollan su inocencia, su alegría espontánea su deseo de
aprender y de VIVIR
EN ARMONÍA.
En una palabra, este pequeño ser se siente aterido por el secuestro
de su quietud que es el ingrediente
perfecto para irradiar una niñez, infancia y adolescencia límpida,
apropiada sin tener que llegar
a provocar conmiseración de los que lo rodean. Desde luego, los
padres envueltos en su vorágine de
enfrentarse a la vida diariamente olvidan que sus tesoros más
preciados se ven envueltos en un círculo
sin fin que ellos mismos han creado por la entrega ABSOLUTA A sus
problemas de adultos.
Y entonces viene la gran
interrogante: ¿QUÉ
HACER?
Obviamente, la escuela sola
no puede resolver el problema. También ella muchas veces se halla secuestrada
por el sistema; es decir, cumplir con un sinfín de formalidades que
la llevan a perder esa esencia
de ENTE
TRANSFORMADOR
bajo la óptica de construir un mundo más justo, más solidario, más
humano.
Los maestros, seres
creadores por excelencia, emprenden una lucha constante, infatigable, acompañada
de la vulnerabilidad que finalmente no los amedrenta, pero como todo
ser humano, el medio
lo lleva algunas veces a un desánimo por la indiferencia con que se
estrella cuando lanza la idea que
no puede caminar y llegar a construir sin la PLENA
PRESENCIA Y PARTICIPACIÓN
de aquellos que
deben brindar las primeras enseñanzas en aquel recinto sagrado
llamado HOGAR.
Si los padres de familia
supieran o tal vez entendieran cuán afortunados son de tener a sus
hijos y
que su tarea debe estar revestida de PLENO
COMPROMISO,
¿no creen ustedes que quizá esta
situación
podría tomar un mejor color.
El reto está allí, desde
las autoridades, docentes y padres de familia, un triángulo perfecto
para hacer
de la escuela lo que todos queremos: Un verdadero espacio donde
impere la real democracia,
participación
y libertad para la creación.
Hagamos pues un acto de
conciencia, despojándonos de todo prejuicio y viremos hacia donde encontremos
la respuesta de qué queremos, cómo lo queremos y para qué lo
queremos.
Hoy más que nunca el Maestro
demuestra que es un ser Creativo, emprendedor y sin temor a los óbices
que se le presentan. Emprendamos el vuelo juntos.
La
tarea no es fácil, pero sí, justa su causa.
Yolanda
Eva Podestá Encalada