miércoles, 29 de marzo de 2017

Reflexiones para maestros y padres de familia


¿HACIA DÓNDE VAMOS?
En nuestra escuela encontramos grupos marcadamente heterogéneos; estudiantes como una caja de colores; es decir, espontáneos, comunicativos, colaboradores, solidarios, sencillos y hasta extremadamente simpáticos y alegres. Por otro lado, tenemos a los que manifiestan melancolía, indiferencia, tristeza y hasta una marcada agresividad.

El maestro cual experto por praxis más que por ciencia, agudiza el sentido y descubre este grupo variopinto que a gritos dice SOS y que recibe una respuesta secuestrada.



Mientras tanto, los padres no entienden que el mundo de su hogar impregnado de conflictos, frustraciones, agresiones, etc. van delineando el perfil del ser más vulnerable: EL NIÑO. Ante esta situación el maestro lanza su voz de AUXILIO y es que esos indefensos seres están cada día saltando escalones que arrollan su inocencia, su alegría espontánea su deseo de aprender y de VIVIR EN ARMONÍA. En una palabra, este pequeño ser se siente aterido por el secuestro de su quietud que es el ingrediente perfecto para irradiar una niñez, infancia y adolescencia límpida, apropiada sin tener que llegar a provocar conmiseración de los que lo rodean. Desde luego, los padres envueltos en su vorágine de enfrentarse a la vida diariamente olvidan que sus tesoros más preciados se ven envueltos en un círculo sin fin que ellos mismos han creado por la entrega ABSOLUTA A sus problemas de adultos.

Y entonces viene la gran interrogante: ¿QUÉ HACER?

Obviamente, la escuela sola no puede resolver el problema. También ella muchas veces se halla secuestrada por el sistema; es decir, cumplir con un sinfín de formalidades que la llevan a perder esa esencia de ENTE TRANSFORMADOR bajo la óptica de construir un mundo más justo, más solidario, más humano.
Los maestros, seres creadores por excelencia, emprenden una lucha constante, infatigable, acompañada de la vulnerabilidad que finalmente no los amedrenta, pero como todo ser humano, el medio lo lleva algunas veces a un desánimo por la indiferencia con que se estrella cuando lanza la idea que no puede caminar y llegar a construir sin la PLENA PRESENCIA Y PARTICIPACIÓN de aquellos que deben brindar las primeras enseñanzas en aquel recinto sagrado llamado HOGAR.



Si los padres de familia supieran o tal vez entendieran cuán afortunados son de tener a sus hijos y que su tarea debe estar revestida de PLENO COMPROMISO, ¿no creen ustedes que quizá esta
situación podría tomar un mejor color.

El reto está allí, desde las autoridades, docentes y padres de familia, un triángulo perfecto para hacer de la escuela lo que todos queremos: Un verdadero espacio donde impere la real democracia,
participación y libertad para la creación.

Hagamos pues un acto de conciencia, despojándonos de todo prejuicio y viremos hacia donde encontremos la respuesta de qué queremos, cómo lo queremos y para qué lo queremos.

Hoy más que nunca el Maestro demuestra que es un ser Creativo, emprendedor y sin temor a los óbices que se le presentan. Emprendamos el vuelo juntos.

                                               La tarea no es fácil, pero sí, justa su causa.

Yolanda Eva Podestá Encalada

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